Quiero hablar de Border Xing Guide, un curioso proyecto artístico que refleja algunas de las contradicciones más comunes del arte actual.
El proyecto consiste en una web que ofrece información y recursos para cruzar clandestinamente las fronteras europeas. Además de información acerca rutas de montaña, túneles y otras vías de entrada ajenas al control policial, el sitio ofrece información acerca del nivel de dificultad de la ruta escogida, su duración, el equipo necesario, etc.
Para romper con la concepción de Internet como un espacio abierto, Border Xing Guide solo es accesible desde determinados ordenadores autorizados. Al entrar a la web del proyecto desde cualquier otro equipo, el acceso es denegado y se ofrece un listado con la ubicación de los equipos “accesibles”. El usuario interesado en acceder a la información deberá desplazarse hasta el lugar en el que se encuentran estos equipos. En España, hay un ordenador en Barcelona y otro en Valencia, ambos pertenecientes al proyecto Technologies To The People.
De este modo, el proyecto trata de socavar dos ideas firmemente asentadas: que las fronteras pueden restringir el movimiento de personas y que Internet es un espacio libre y sin fronteras.
Hasta aquí, todo iba bien. El proyecto participaba de manera impecable de la concepción de la creación artística como posicionamiento crítico frente al mundo. Un aspecto que constituye una de las señas de identidad del arte contemporáneo y punto de partida del particular combate entre Vanguardia y Tradición. No en vano, Vanguardia es un término militar, que se refiere a aquellos que en el combate, se sitúan en primera línea de fuego.
Sin embargo, el proyecto comienza a hacer agua, cuando comprobamos que está producido por la Tate. De hecho, está integrado en su colección de Net- Art y en la propia Tate hay ordenadores autorizados para visualizar sus contenidos.
¿Puede mantenerse un discurso crítico, incluso ilegal, desde una institución sufragada por el British Government y las empresas multinacionales que fomentan los valores e ideas que se pretenden combatir? NO.
Si el medio es el mensaje, el dinero de la Tate convierte Border Xing Guide en un mensaje desactivado y sin credibilidad. Un proyecto subvencionado, cuya finalidad real, no es tanto la crítica, como la legitimación de las instituciones que llenan el bolsillo del autor.
El proyecto consiste en una web que ofrece información y recursos para cruzar clandestinamente las fronteras europeas. Además de información acerca rutas de montaña, túneles y otras vías de entrada ajenas al control policial, el sitio ofrece información acerca del nivel de dificultad de la ruta escogida, su duración, el equipo necesario, etc.
Para romper con la concepción de Internet como un espacio abierto, Border Xing Guide solo es accesible desde determinados ordenadores autorizados. Al entrar a la web del proyecto desde cualquier otro equipo, el acceso es denegado y se ofrece un listado con la ubicación de los equipos “accesibles”. El usuario interesado en acceder a la información deberá desplazarse hasta el lugar en el que se encuentran estos equipos. En España, hay un ordenador en Barcelona y otro en Valencia, ambos pertenecientes al proyecto Technologies To The People.
De este modo, el proyecto trata de socavar dos ideas firmemente asentadas: que las fronteras pueden restringir el movimiento de personas y que Internet es un espacio libre y sin fronteras.
Hasta aquí, todo iba bien. El proyecto participaba de manera impecable de la concepción de la creación artística como posicionamiento crítico frente al mundo. Un aspecto que constituye una de las señas de identidad del arte contemporáneo y punto de partida del particular combate entre Vanguardia y Tradición. No en vano, Vanguardia es un término militar, que se refiere a aquellos que en el combate, se sitúan en primera línea de fuego.
Sin embargo, el proyecto comienza a hacer agua, cuando comprobamos que está producido por la Tate. De hecho, está integrado en su colección de Net- Art y en la propia Tate hay ordenadores autorizados para visualizar sus contenidos.
¿Puede mantenerse un discurso crítico, incluso ilegal, desde una institución sufragada por el British Government y las empresas multinacionales que fomentan los valores e ideas que se pretenden combatir? NO.
Si el medio es el mensaje, el dinero de la Tate convierte Border Xing Guide en un mensaje desactivado y sin credibilidad. Un proyecto subvencionado, cuya finalidad real, no es tanto la crítica, como la legitimación de las instituciones que llenan el bolsillo del autor.
Casos como Border Xing Guide no son en absoluto una excepción. Los museos de arte contemporáneo y las infinitas ferias, bienales, documentas, etc. están plagadas de iracundos artistas hipercríticos con todos los gastos pagados. Así que cuando te situes delante de una obra redentora de las injusticias del mundo, busca el logo del patrocinador que pagan la factura. Dinero manda.
Etiquetas: arte, Comunicación política, contracultura
0 Comentarios
0 Comentarios a “¿Arte radical?”