En los comentarios al post anterior y al hilo de la expo de Murakami en el Brooklyn Museum, comentaba con Remedios, mi vecina del ático, que aunque Louis Vuitton nunca me ha interesado especialmente, si encuentro muy interesante como gestiona su imagen de marca.
Me refería en concreto al modo en el que implica a artistas como Murakami, Richard Prince o Annie Leibovitz, a como consigue lo imposible, asociar ecología y consumo, mediante las camisetas de Marc Jacobs ilustradas con la imagen de Al Gore, y sobre todo a sus campañas publicitarias, protagonizadas por Mikhail Gorbachev, Keith Richards, Catherine Deneuve, Agassi y Graff y Scarlett Johansson.
Estas campañas ofrecen imagénes llenas de misterio. La foto de Gorbachev, pasando en su coche oficial junto al muro de Berlin, con la mirada perdida y la única compañía de su maleta LV da para escribir al menos un par de novelas y algún ensayo de sociología política. Muy, muy inquietante.
Pues bien, retiro lo dicho, ya que acabo de conocer su última iniciativa publicitaria, desde mi punto de vista, sórdida, hortera y muy desafotunada. Aprovechando la inauguración de la expo de Murakami, y no satisfechos con la polémica generada en torno al establecimiento de una de sus tiendas en el corazón de la exposición, decidieron organizar un mercadillo callejero frente al museo, en el que los invitados podían adquirir productos originales de la firma, al precio real, pero en un entorno de falso ‘top manta’.
Las fotos que me han llegado, muestran puestos cutres, tipos negros con aire clandestino sentados en la calle y un montón de pijos haciendo risas. Pero sobre todo, muchos falsos bolsos falsos.
Con este mercadillo, la firma trata de mostrar su rechazo a la piratería, al mercado negro (que no al mercado de negros) y a las imitaciones. A mi siempre me ha parecido un poco raro, que en este país se pague un sueldo a un montón de policías municipales para que protejan con celo los intereses de las discográficas y no se haga lo propio con, por ejemplo, mis propios intereses.
En venganza, cada vez que veo una manta, caja, mochila o lo que sea, compro. Aunque no me guste lo que venden, compro. Aunque pueda conseguirlo gratis, compro. Iniciativas tan desgraciadas como la de Vuitton, producen el efecto contrario al que pretenden. Las marcas antipáticas favorecen la piratería.
Me refería en concreto al modo en el que implica a artistas como Murakami, Richard Prince o Annie Leibovitz, a como consigue lo imposible, asociar ecología y consumo, mediante las camisetas de Marc Jacobs ilustradas con la imagen de Al Gore, y sobre todo a sus campañas publicitarias, protagonizadas por Mikhail Gorbachev, Keith Richards, Catherine Deneuve, Agassi y Graff y Scarlett Johansson.
Estas campañas ofrecen imagénes llenas de misterio. La foto de Gorbachev, pasando en su coche oficial junto al muro de Berlin, con la mirada perdida y la única compañía de su maleta LV da para escribir al menos un par de novelas y algún ensayo de sociología política. Muy, muy inquietante.
Pues bien, retiro lo dicho, ya que acabo de conocer su última iniciativa publicitaria, desde mi punto de vista, sórdida, hortera y muy desafotunada. Aprovechando la inauguración de la expo de Murakami, y no satisfechos con la polémica generada en torno al establecimiento de una de sus tiendas en el corazón de la exposición, decidieron organizar un mercadillo callejero frente al museo, en el que los invitados podían adquirir productos originales de la firma, al precio real, pero en un entorno de falso ‘top manta’.
Las fotos que me han llegado, muestran puestos cutres, tipos negros con aire clandestino sentados en la calle y un montón de pijos haciendo risas. Pero sobre todo, muchos falsos bolsos falsos.
Con este mercadillo, la firma trata de mostrar su rechazo a la piratería, al mercado negro (que no al mercado de negros) y a las imitaciones. A mi siempre me ha parecido un poco raro, que en este país se pague un sueldo a un montón de policías municipales para que protejan con celo los intereses de las discográficas y no se haga lo propio con, por ejemplo, mis propios intereses.
En venganza, cada vez que veo una manta, caja, mochila o lo que sea, compro. Aunque no me guste lo que venden, compro. Aunque pueda conseguirlo gratis, compro. Iniciativas tan desgraciadas como la de Vuitton, producen el efecto contrario al que pretenden. Las marcas antipáticas favorecen la piratería.
Etiquetas: arte, cool, marca, publicidad
1 Comentarios
Si es que tanto rizan el rizo y tanto polemizar, al final se les ha ido la mano.
Y luego, lo feos que son los dichosos bolsos. Si yo tuviera el desacierto de comprarme uno bueno, todo el mundo sospecharía que era falso...
Besos