Hubo un tiempo en el que los artistas querían quemar los museos. Poseídos por una furia implacable, los jóvenes vanguardistas encontraban en las llamas la solución definitiva a su combate contra la tradición.
Por aquellos días preguntaron a Jean Cocteau que salvaría de un hipotético incendio del Museo del Louvre y el contestó impasible: «el fuego». Para Cocteau, como para tantos otros, el fuego purificador liberaría al mundo del peso de una cultura asfixiante. Poco después, dos guerras mundiales se encargaron de extender el fuego por el mundo, demostrando que entre las cenizas latía un rescoldo de miseria aún más pesado. Los muertos aplacaron la fiebre iconoclasta del arte contemporáneo y arrastraron tras ella cualquier atisbo de esperanza.
Pero, todo esto ya es historia. Una historia que volvió a mi cabeza cuando descubrí el trabajo del diseñador holandés Maarten Baas, reconocido ahora por la prestigiosa Design Miami con el premio al mejor diseñador del año (Designer of the Year Award). El jurado considera que Bass "ha cambiado el curso de la historia del diseño y la manera en que los coleccionistas entienden el panorama de la creación contemporánea".
Baas se ha hecho mundialmente famoso gracias a Smoke, una serie formada por piezas tan emblemáticas en la historia del diseño como la silla Hill House de Mackintosh, la estantería Carlton de Sottsass, la silla Roja y Azul de Rietveld o la Calvet de Gaudí, convenientemente quemadas con un soplete y posteriormente barnizarlas con resina exposi para evitar que se desmoronen.
A primera vista, podría confundirse a Bass con uno de aquellos pirómanos vanguardistas. Sin embargo, su intención es bien distinta. Sus muebles chamuscados se muestran en el Victoria & Albert, en el Stedelijk Museum de Amsterdam y en las casas de coleccionistas pijos de medio mundo. El fuego cosmético de su soplete nunca podrá compararse con el que reclamaban esos jóvenes airados que querían cambiar el mundo con un botella de gasolina.
Por aquellos días preguntaron a Jean Cocteau que salvaría de un hipotético incendio del Museo del Louvre y el contestó impasible: «el fuego». Para Cocteau, como para tantos otros, el fuego purificador liberaría al mundo del peso de una cultura asfixiante. Poco después, dos guerras mundiales se encargaron de extender el fuego por el mundo, demostrando que entre las cenizas latía un rescoldo de miseria aún más pesado. Los muertos aplacaron la fiebre iconoclasta del arte contemporáneo y arrastraron tras ella cualquier atisbo de esperanza.
Pero, todo esto ya es historia. Una historia que volvió a mi cabeza cuando descubrí el trabajo del diseñador holandés Maarten Baas, reconocido ahora por la prestigiosa Design Miami con el premio al mejor diseñador del año (Designer of the Year Award). El jurado considera que Bass "ha cambiado el curso de la historia del diseño y la manera en que los coleccionistas entienden el panorama de la creación contemporánea".
Baas se ha hecho mundialmente famoso gracias a Smoke, una serie formada por piezas tan emblemáticas en la historia del diseño como la silla Hill House de Mackintosh, la estantería Carlton de Sottsass, la silla Roja y Azul de Rietveld o la Calvet de Gaudí, convenientemente quemadas con un soplete y posteriormente barnizarlas con resina exposi para evitar que se desmoronen.
A primera vista, podría confundirse a Bass con uno de aquellos pirómanos vanguardistas. Sin embargo, su intención es bien distinta. Sus muebles chamuscados se muestran en el Victoria & Albert, en el Stedelijk Museum de Amsterdam y en las casas de coleccionistas pijos de medio mundo. El fuego cosmético de su soplete nunca podrá compararse con el que reclamaban esos jóvenes airados que querían cambiar el mundo con un botella de gasolina.
Etiquetas: Diseño, iconoclasia, iconoclastas, maarten baas, postmodernidad
2 Comentarios
Ya no hay manifestación de arte a salvo del snobismo y del pijerío... ¡Me encanta la frase de Cocteau, por cierto!
Yo creo que mis problemas con el pijerío artístico son cuestión de cantidad. Tolero bien dosis pequeñas, pero me sientan fatal las grandes.
De todas formas, aunque llevo años intentando quitarme del tema, la verdad es que no puedo. Me sigo poniendo de vez en cuando;-)Muacks.