
Siempre que tengo ocasión saco a relucir mi odio hacía Ikea. Odio los nombre absurdos de sus muebles, odio recorrer sus deprimentes exposiciones hasta desembocar en un almacén en el que nunca tienen lo que busco, odio sus albóndigas y sus perritos calientes, su demagogía, su buen rollo… en fin, no puedo con ellos.
Tal vez por eso cuando descubrí las acciones de Urban Camouflage quede fascinado. Inspirados en los “ghillie suits” de los francotiradores, Urban Camouflage encuentran en Ikea y en malls similares el escenario perfecto para iniciar su particular y silenciosa revuelta. Mimetizados con este entorno hostil, acechan pacientemente hasta que se aproxima algún dependiente escaqueado o algún consumidor confuso. Entoncés se aproximan hasta él, lentamente, con la discreción de un francotirador... ¡Cómo tiene que ser!

Etiquetas: arte, hiperconsumo, Ikea, Urban Camouflage
2 Comentarios
¡¡Qué bueno!! La verdad es que me encantaría encontrarme con uno de estos franco-tiradores en el Ikea, porque efectivamente, sus almacenes pueden llegar a ser lugares muy angustiosos; así por lo menos tendrían un poco de vidilla....
Imagino uno de estos monstruos amarillos avanzando lentamente por las calles nevadas de Estocolmo... Pura poesía.
Ciao amiga...